Hace bastante tiempo que no tengo un rato para dedicaros una entrada en el blog, esta vez la ocasión lo merece.
Siempre se trabaja igual, en lo que a nivel profesional se
refiere, siempre ponemos toda la ilusión y nuestras mejores intenciones en cada
nuevo proyecto, porque cada uno de ellos es ilusionante para el que nos lo
encarga, pero mucho más para los que lo hacemos.
Todas las bodas se tratan igual, escuchando a la novia
sumida en su inmensa alegría y en el deseo de que todo salga bien en su día, y
a todas se las aconseja, dejándonos imbuir por su emoción, su espontaneidad, y
su sonrisa a flor de piel por casi todo, para ir hilvanando ideas que luego se
plasman en el trabajo final, satisfactorio para casi todos.
Sí se hace siempre, cómo no se va a hacer cuando la novia te
toca, cuando se casa una niña que se ha ido haciendo mayor, creciendo a la par
nuestra, criada en nuestra cocina, y habiendo sido compañera de juegos desde
tan temprano, que casi no se sabe diferenciar dónde acaba la amistad y dónde
empieza la familia. Cómo no se va a hacer con el mismo rigor, la misma
dedicación y el mismo dominio, pero añadiéndole ese “poco de azúcar” en la
píldora de la vida, para sacar algo diferente, algo emotivo, algo especial,
para la boda de esa que ha vivido con nosotros, como una más, desde los
comienzos de todo.
Porque nuestra infancia fue la tuya, porque tu adolescencia
fue la nuestra, tu boda, querida amiga, querida hermana, también tenía que ser
la nuestra.
Espero que te guste esto que se ha hecho para ti…
Enhorabuena
y nos vemos mañana!!